10.7.05

Cantina familiar París

La gente baila la gente bebe la gente.
Suena el teléfono, se te detiene el tiempo.
Te quedas sin habla.
Alguien terminó de anestesiar tus labios.

Tú pedías una canción con la mejor de tus sonrisas ebrias.
Mi brazo rodeaba tu cintura.
Olía tu cuello.

Porque sonó el teléfono crees que todo cambió,
porque algún conocido murió.
Me miras
pero no tengo palabras de consuelo escondidas en mi boca.

En las noticias de ayer
los de arriba mandaron misiles.
Allá, muy muy lejos, el cielo de noche se pinta de luces artificiales.
Sería carnaval de no ser por los muertos
los refugiados,
y los despedazados vivos.

No tengo palabras de consuelo en mis bolsillos. Lo siento
Lo único que nos queda es besarnos
con los labios y los ojos bien cerrados,
como si nada pasara.

de Sergio Loo, México
sergioloo@yahoo.com.mx
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