2.7.05

Rostro

Somos un pueblo feliz
y sencillo,
aunque la mujer del pescador
sabe
que su abuelo
fue devorado por el mar,
que las comunidades de pescadores
han padecido a su tiempo
y que lo ocurrido ahora
es apenas otro festín
en beneficio de esa madre sangrienta
y adormecida
que envuelve nuestra isla.

¿Pero si el océano
fuera inocente?,
¿si las placas tectónicas
fueran inocentes? ¿Qué tal si Dios
fuera inocente?

No sé
cómo andar por la playa,
levantando un cadáver
tras otro
hasta quedar exhausto,
cómo detener las lágrimas
si la mitad de mi rostro
ha sido borrada
más allá
de los rieles del ferrocarril
y de esta anestésica
y calípsica llegada
al verso final.
¿Qué escribiremos
en la arena?

¿Dónde están las lápidas
incineradas? ¿De quién son
las cenizas dentro de la urna
que flota en una casa
ahogada por el agua?

¿Debemos construir
un monumento conmemorativo
a cierta distancia
del mar, en un parque,
con la forma de una ola gigantesca,
donde podamos escribir
los nombres de los muertos?
¿Han perdido ya las olas
su belleza y han de ser consideradas
como algo obsceno?

No obstante, mañana
tendremos que ir al océano
para refrescarnos
con la brisa marina,
en Hikkaduwa,
donde llueve,
en la soleada Ceilán.

Mañana
renovemos nuestros votos
al amanecer y en la puesta del sol.
Digamos –la próxima vez
que el mar retroceda
y los pájaros bobos
y los fugados e incansables
perros insistan para que los humanos
se levanten–: "No escudriñemos
la revelación
del lecho marino
ni busquemos tomar fotografías.
Corramos hacia un terreno más alto
y una vez reunidos allí
–con nuestros hijos,
nuestros gatos y perros
y cerdos, con lo que hayamos
cargado en nuestra manos:
álbumes, cartas–
formemos un círculo
–de rodillas, sentados
o de pie, sin orientarnos
hacia una dirección en particular–
y oremos y guardemos silencio,
abramos nuestros pulmones
para gritar gracias
a nuestros dioses,
gracias a nuestros perros".

(fragmento) de Indran Amirthanayagam, Sri Lanka
Este poema con relación al último tsunami, cuyo autor asistió al "X Encuentro Hispanoamericano de Escritores HORAS DE JUNIO" - Juárez, México -, fue leido en traducción al español realizada por David Ojeda. Nos llegó por gentileza de la poeta Josefina Saucedo Morales.
pinaybruno@gmail.com
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