Quiero escribir el poema del límite
dentro de límites concebibles.
Cómo decir hasta aquí llega el viento y
comienza su contrario,
sin artificios que dispongan la exactitud.
Quiero decir,
aún el espejo con su afán de duplicar
sabe sus límites y el reloj,
esa especie de ficción donde parece converger
el límite
entre lo concreto y lo fugaz,
entre lo eterno y lo finito.
Pero hay límites que escapan
y son tangibles como el beso de los niños
como manos que develan lo desconocido
pies que saben el sitio justo de llegar
pisando hojas y restos de amor
o el sitio donde estar ya no es posible.
Son límites que existen
antes del beso,
antes que las leyes del ciclo de la vida,
que no están en la palabra
y pretender asirlos es reinventar a Dios
es hacerse Dios.
Hoy he soñado que los límites son parabanes
de humo
y he vuelto a los orígenes,
antes que Eva y Adán mordieran la manzana.
de Mirna Figueredo Silva, Palma Soriano, Cuba
De su poemario "Eclesiastés de la Eva".
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1 comentario:
Saludos a la Mirna!!!.
Pina y Bruno.
Y a vos también, Li.
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