30.5.08

Amo el crujir de las tostadas

Amo el crujir de las tostadas, padre,
desde el balcón traspapelado
en lugares y tiempos que anochecen.
Amo el paso silencio de las horas
en la casa primera,
en la leche caliente y el chocolate mínimo.
Y tu mano de ángel
calmándome las fiebres en las tardes humosas del invierno.
Amo el latir de la mejillarrosa.-
Seis latidos apenas en la nube
para tu brazo cálido.
Amo el morir en paz entre los géneros
abrazadores, tiernos de tus pantalones,
de tu camisa blanda.
Amo quererte como me quisiste
con estandartes múltiples
sin quitarle un color a la caricia,
ni un estampido de dolor cansado.
Amo el crujir de las tostadas, padre,
porque en esta mañana del verano,
en mi balcón sonriente de azaleas
he encontrado, llovida,
la estrella jazminada de tus nacientes dedos.

de Rosa María Sobrón, Nogoyá -pcia.de Entre Ríos, Argentina
Nuestro pequeño homenaje a esta poeta, tan querida y respetada por todo el ámbito literario, fallecida recientemente.
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