Fantástica cantata, el alto de la iglesia,
era el ángelus
que en grave campanilla repetía
su nota azul.
El incienso botaba sus perfumes de origen,
el órgano en soplidos su energía de soles...
Quejó la cruz su madero,
giró mandálica su elipse
y amado supo el hombre
que estamos siendo carne
y es el ángelus.
de Norma Mazzei, Buenos Aires, Argentina
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