Soñé
que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de
amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos
parecíamos dichosos de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella
grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos de
América Latina, los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo. Al
final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté
acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con una severidad terminante
que para mí se había acabado la fiesta. «Eres el único que no puede
irse», me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos.
de Gabriel García Márquez, Aracataca, Colombia (6-3-1927) / México D.F. (17-4-2014)
Fragmento del prólogo de "Doce cuentos peregrinos".
Nuestro conmovido homenaje a Gabo, quien nos abrió los ojos a la magia literaria invitándonos a transitar sus secretos pasadizos.
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