cuando el durazno se agiganta.
Un hachazo de luz parte una manzana.
(Falta la bujía de un limón).
Las deliciosas frutas sobre la mesa
están dispuestas
a ser probadas, comidas, devoradas,
gustadas en un momento abierto.
Extiendo mi brazo como una garra
sobre ese paraíso de fácil oferta.
Todo es cordial
y sin embargo huye una constelación
cuando mi mano se acerca a la rapiña.
Es dulce el sabor de lo que llega
o amarga destrucción el apetito.
Las frutas son naturaleza viva.
(Sus jugosos consejos
me dicen que retire la mano
y espere todavía).
de Héctor Miguel Ángeli, Buenos Aires, Argentina
De "Frutas sobre la mesa".
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1 comentario:
¡Espléndido, Maestro, como todos tus poemas! Saludos.
Santiago M.
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