19.12.16

X


Una mujer llora en la cocina. Detrás
del olor a locro.
Macera la carne con limón
y con su inefable tristeza.

Las lágrimas caen en la espuma de leche
que se derrama hasta la indolencia.

El aire se vuelve tan oleoso que debería irse
y apagar el día.

En la cocina una mujer se parte viva,
se corta los dedos, desangra.
El dedo va a la boca.

El dolor está detrás
del hilo dormido que se secó en el vientre,
detrás de aquel humo que se llevó el después.
Detrás, siempre y detrás de todo.

Cuando los olores se mezclan
ella destapa las cacerolas.
Es la única que se queda enjuagando el día
hasta que vuelva a ser.

Una mujer en la cocina.



de Graciela Aráoz, San Luis / Buenos Aires, Argentina 
De "Diabla".
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Absolutamente intenso en toda su extensión, felicitaciones.
Fernando Irazusta.

Anónimo dijo...


¡Uuaaauuuh, qué poema tan fuerte!!!
Malala

Anónimo dijo...


Un poema inquietante dentro de su belleza. Me alegra saber de esta autora.
Eli More