Esa mañana
la amó
entre la llovizna,
recitando
un antiguo salmo marino.
La habitación como un
esqueleto sumergido
se llenó poco a poco
de misteriosos brillos.
Se fue como había venido.
Su destino marcado
en el azar de una carta.
El pesquero se astilló
en la tormenta.
A la playa volvieron
burbujas herrumbradas,
vacíos envases de tabaco.
Ella murmura
en el muelle.
Otra vez
las gaviotas
están regresando
demasiado tarde.
de Francisco Alberto Chiroleu, Rosario -Sta.Fe-, Argentina
3 comentarios:
Uuuau, qué buena esta intrigante ceremonia marina!!!!
Mandi Fontana
qué dulzura y qué final de ausencia denotan las gaviotas en el poema!! para leer y releer y sentirse protagonista. mérito del poeta.susana zazzetti
impecables imágenes metafóricas. j.dalesio
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