15.4.18

El hacha de sílex


Rebajada a vitualla arqueológica
el mango rústico abraza los cantos de la piedra
y se pierde en vaguedades de estilo, la forma
en que caía sobre el lomo del animal
                        o sobre la espalda del adversario.

Una tipificación celosamente estudiada
hace de la bravura de antaño un visaje,
una elegía para el asombro del museo.

Ríos de sangre intactos aún corren
por su filo irregular, y van a secarse
                                    en el liquen de los muros.

De esa doctrina abrevan los hombres,
sin enjuagarse las manos, ni mirarse a la cara.


de Santiago Espel, Buenos Aires, Argentina  

2 comentarios:

Santiago M dijo...


¡Bravo! ¡Qué poema, señor!

Anónimo dijo...

El poema parte de un impecable ángulo para explicar ciertos irraciocinios de la condición humana. Felicitaciones.
Ricardo Torres Bellant