Rebajada a vitualla arqueológica
el mango rústico abraza los cantos de
la piedra
y se pierde en vaguedades de estilo,
la forma
en que caía sobre el lomo del animal
o sobre la espalda del adversario.
Una tipificación celosamente
estudiada
hace de la bravura de antaño un
visaje,
una elegía para el asombro del museo.
Ríos de sangre intactos aún corren
por su filo irregular, y van a
secarse
en el liquen de los muros.
De esa doctrina abrevan los hombres,
sin enjuagarse las manos, ni mirarse
a la cara.
de Santiago Espel, Buenos
Aires, Argentina
2 comentarios:
¡Bravo! ¡Qué poema, señor!
El poema parte de un impecable ángulo para explicar ciertos irraciocinios de la condición humana. Felicitaciones.
Ricardo Torres Bellant
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