28.5.13

La poesía de Lucila Févola

Entre innumerables saludos y condolencias, el grupo de la revista de literatura Tamaño Oficio, y El Escribidor, recibieron palabras de recuerdo por parte de la poeta Graciela Maturo junto a un comentario suyo sobre dos libros de Lucila Févola, comentario que compartimos a continuación:

La poesía de Lucila Févola,  una poesía  en estado de ignición. 

por Graciela Maturo

            Una escritura sorprendente es la de Lucila Févola, poeta y estudiosa de la poesía, además de narradora y dramaturga. Decir que tiene una voz original será para algunos decir que no se parece a nadie, y es verdad, pero la palabra original es más fuerte, significa que algo está próximo al origen, a la raíz. Y esto también es cierto con relación a la obra poética de Lucila. Se trata de una poesía fuertemente intelectual, indagadora, filosófica, no convencional, no encasillable en modas y aún en géneros; una tentativa de llegar a la raíz, al origen.  

Me referiré a dos libros suyos de poesía que participan a su vez de otros géneros: ¡Ah de la casa!, 2006, y Modus vivendi, 2009. No me cabe duda de que ellos pertenecen al modo poético, pero sus lenguajes remiten a la escena, la narración y el ensayo, cuando no al apunte o el resumen científico. Estas obras se hallan en la coronación de una larga labor que se inició precisamente con el drama.
El ímpetu cognoscitivo y la lógica de opuestos parecen presidir ambas obras, desafiantes en su construcción, hondamente revulsivas por sus contenidos. En la primera conviven 3 libros o secciones: “Palabra de construcción, de formación”, “Hueso labrado”, y “La trama”. Siguiendo una vocación dialógica, Lucila Févola ha buscado el apoyo de libros fundantes de distintas tradiciones, como el Popol Vuh  - Libro del Consejo de los mayas -  o bien de autores reconocidos como Homero, Dante, Eliot y otros, para respaldar  las arreciantes intuiciones que se reiteran en todo el libro confiriéndole unidad intencional. Tales intuiciones apuntan al No Tiempo, la negación de la apariencia fugaz de la vida, la ausencia de una dirección vectorial. No hay dirección, repite.

El texto de Lucila da cabida a fragmentos de la Odisea, Los siete contra Tebas de Esquilo, la Divina Comedia y los Cuatro Cuartetos de T. S. Eliot, así como a líneas de Borges, Girri y otros autores,  en un audaz intertexto de estructura dialógica y dramática. Ella se inició como autora de teatro y aquí está la marca de esa formación y vocación.
El libro va adoptando modos más coloquiales, y por momentos la estructura del ensayo, la escena teatral o el relato, en permanente desafío a los convenciones formales.
La segunda parte del libro,  “Hueso Labrado”,  tiene también un tramado intertextual con fragmentos científicos y filosóficos,  relatos místicos, ensayos y poemas modernos.  Lo caracteriza la diversidad de esas fuentes que actúan como voces en diálogo con la voz de la autora, en la permanente construcción de un poema unificador, taraceado, tenaz, que avanza conectando las diversidades. Alcanza el sentido de una revelación poética cuyo tema vuelve a ser el destino del hombre en el cosmos.
“La trama” continúa el trabajo dialógico creando un texto poético-dramático-narrativo de singulares matices, que enfoca a la sociedad actual denunciando en forma indirecta sus aspectos de confusión, incoherencia, simulacro y fragilidad. Percibimos, más que en los libros anteriores, la presencia de un yo que se manifiesta en 1ª y en 3ª persona, un yo poético, lúcido, crítico, en trato con su propia escritura,  que hace de la palabra uno de sus temas predilectos.

En Modus Vivendi , libro publicado en este año, la dialógica se hace interna. No dejan de aparecer citaciones y  textos de referencia, pero la confrontación de las voces es ahora interior;  el libro es más unitario, acaso más poético. La conciencia escindida dicta un doble discurso, que tiene su parte de entrega emocional y su contraparte crítica continua e  implacable.
El discurso se mueve de la 1ª persona a la 2ª y  la 3ª y también varía los modos verbales, los tonos: pasa de la enunciación a la pregunta, de lo imperativo a lo potencial, etc.
Entra Lucila temerariamente en territorios vedados. Avanza hacia la muerte, buscando  la articulación muerte-vida.  Expone el desgarro existencial,  la conciencia de los límites, el Horror de no saber qué es estar vivo
Su actitud frente al lenguaje también oscila de la entrega a la desconfianza.
Sagrada la palabra en su silencio / puesta en nosotros como una renovada forma de fundar

Innegablemente la poesía de Lucila Févola sobrepasa a la página escrita, remite a “textos de agua viva”, léase experiencia, relámpago, revelación.
La cita de Meister Eckhart no es gratuita. Hay una cierta pérdida temprana del yo, cierta desencarnación en un proceso interior muy intenso que desencadena rupturas, cortes con la racionalidad y desde luego con el habla convencional. Su discurso, algunas veces reducido al estado del apunte nervioso y rápido,  renuncia a la coherencia racional en nombre de una Super-Razón que se propone entender la totalidad.
La intuición del No-Tiempo se impone definitivamente en este libro que, pese a sus tonos y modalidades experimentales, se revela como una obra de especulación metafísica. (Esto no debería asombrarnos, pues la vanguardia, tomada a menudo como pura experimentación formal,  es metafísica y plantea la simultaneidad.)
Nacer-morir son actos fundantes y revelatorios en la obra de Lucila Févola, que por momentos se remonta a la doble memoria  del no ser y ser el Uno -glosando a Eckhart-.  Para ella Dios es  una palabra inexpresada, una realidad en advenimiento.
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