Jamás olvido el ritual de
la una de la tarde:
Un mantel blanco como de
luz de azúcar
preparaba la llegada de
papá;
mamá nos lo anunciaba.
Lo veo venir con azul o
gris vestido,
de corbata,
zapatos como espejos.
De sus mejores abrazos,
llenos los bolsillos,
y en su mirada como de sol
naciente,
dibujadas largas horas de
trabajo.
Mi padre, el de la entrega
como de mar abierto,
el de los chistes de sabor
a risa de ciruelos.
El que vimos hacer sus
maletas de arco iris…
¡Mi padre, Ignacio!
de Adela Guerrero Collazos, Cali,
Colombia
De "Gaviotas de Azogue" - Madrid
/ México
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