30.8.04

Carnaval

Alguien me dijo que soñó que cortaba la cabeza de un dragón y yo, esa noche, no pude evitar el enfrentamiento con el mismo demonio. Se venía repitiendo un sueño sí y otro no; un sueño sí y otro no; un sueño sí y otro no. Y apliqué la valentía de mi amigo. En una de esas corté (yo también sé hacerlo) la cabeza del contrario. Un corte seco hecho con una espada imaginaria, de esas que a veces aparecen en los sueños o en los cuentos de Borges, quién sabe bajo qué oculto motivo.
Y fue el otro día, comentando en la comida con mi esposa y mis niñas cualquier cosa de la televisión, en el mismo momento que me llevaba la cuchara de sopa a la boca, cuando esa cabeza de diablo desquiciado cayó desde lo alto hasta la fuente de ensalada, en el medio de la mesa. Evidentemente yo no dije esta boca es mía, seguí sorbiendo de la cuchara como si nada hubiera pasado. Y tapé, como pude y en un ejercicio hipócrita, los cuernos con hojas de ensalada, los cabellos rojos con remolacha.
Mis hijitas se alertaron y chillaron, lloraron como nunca. Mi esposa me miraba sorprendida y los dos luchábamos, tenedor con tenedor, en la fuente de ensalada. Ella por apartar, yo por ocultar. Ganó ella y cogió la cabeza.
-¡Queridas, una careta! - dijo sonriendo.
Asentí. Se la arrebaté y presioné con todas mis fuerzas, hasta que me cupo y pude sacar la lengua por esa boca enrojecida de diablo y prometer (como quien promete una minucia) un viaje a Disneyworld para Carnaval.

de Iván Humanes Bespín
E-mail: ivah@eresmas.com
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