18.2.05

Rodolfos

Uno me contaba la historia.
El otro,
el joven,
el más triste,
me hablaba solamente de un destino.

Ambos están ahí.
Este ron macerado con hierbas
o el añejo de ayer,
me acercan a ellos para robarles los ojos,
la mesa de dominó,
el mar tibio,
la alegría que duele,
la luna que me falta.

de Marina Pacheco, Puerto Deseado, Santa Cruz, Arg.
El presente poema de esta joven cronista y reportera nacida en Monteros (Tucumán), forma parte del poemario que presentará en breve.
ezra@lapalabra.com
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