Mi espíritu escapa por el vitral sin llave de la noche asustada,
Mientras por la calle sin sueño de azules paradojas,
Las estafadoras del amor,
En una esquina desnudan las sombras,
Derramando miradas sobre el escote perverso de la luna.
Mientras juegan distraídas, la ilusión las envuelve en su amplia capa,
Donde seda, marfil y terciopelo, se disfrazan de realidad.
Se persignan en santuarios donde no hay fieles ni dioses,
Se bautizan en quiméricas aguas de arroyos secos,
Y se pierden entre las luces divagantes del camino.
Las vírgenes, las estafadoras de largos aretes y besos profundos,
Esencia de amaneceres y volcánicas caricias,
Juegan apostando el alma cada noche al mejor jugador.
En algún lugar del cielo han guardado cigarrillos y sueños,
En reserva van pintando de colores nuevos la vieja careta,
Y aquel acanalado corazón cambia de perfil al salir el sol.
Dorados duendes con brazos de serpientes en acecho,
Bajan en tropel del gran molino de acero, desierto y lluvia,
Cristos paganos rezando en altares demolidos por ovejas sin pastor.
Plata y barro se entregan bajo enaguas de enardecida fiebre,
En asamblea de murmullos mercenarios y efímeros emblemas,
El asesino pone fin al incendio de la mañana.
Un eco vació de nada eterna golpea los postigos del alma,
Náufragos destituidos violentan las cerraduras del crepúsculo,
Maldicen la existencia y su destronado reino,
Mientras llora desconsolada la niña morena del otro lado del amor.
de Jaro Godoy, Mar del Plata, Argentina
Este poeta es miembro de Sade Atlántica y de la Fundación De Poetas de Mar del Plata. Además, se desempeña como crítico de libros y redactor de artículos vinculados a la poesía. Es corresponsal en Mar del Plata de la revista Arte-Par.
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jarogodoy@yahoo.com.ar
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