No sé cuándo las horas me abrirán la morada
donde abril mueve el aire sus frondas de rocío.
El sosiego y la noche velarán en mi almohada,
los miedos susurrantes cavarán en mi frío.
Acaso en tibia tarde o en radiante alborada
mi dolor como un ave cruce el cielo de estío
y mi palabra sea sólo piedra gastada
en el secreto cauce de un invisible río.
Temblorosa gacela de soles sorprendida
¿qué misterios penetran por mi sangre y mis huesos
esta rara tristeza de pequeños sucesos,
de rostros en el humo con su estrella perdida?
(Y la vida sus husos, de verano a verano,
devanando sin prisas al calor de mi mano.)
de Serafina Nuñez, La Habana, Cuba
Nacida en 1913, esta poeta ha publicado varios libros.
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