
por las cortinas de limo que separaban inasibles
los fragmentos de luz y las rocas.
En ese lapso todo fue posible
hacer que el tiempo no sucumbiera bajo los dioses
y los dictadores
que el beso no tuviera esos ingredientes tan parecidos a la muerte
como las deudas de juego
la vanidad con su toque de fiesta
la mediación entre los poros y el poder.
Fue posible pasar por terreno de nadie
sin cuerda floja, sin dientes de león
imitar a las esporas libertinas
la simplicidad de su estar en el mundo
para que la vida gire inagotable.
Un niño solo, desnudo
con su magia de creer en los milagros.
de Mirna Figueredo Silva, Santiago de Cuba
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