16.6.07

El hotel melancólico

El hotel melancólico en la noche
navega hacia la muerte,
con sus pasillos negros por donde se pasean
remotos mariscales del gran zar Alejandro,
con samovares viejos y tristes damajuanas,
y sus baldosas rotas, su extenuada autocracia,
y su pátina ilustre;
sillones andrajosos,
pequeña arqueología del pensionista pobre
que conserva entre ruinas la mitad de su alma,
atmósfera de invierno de otra parte,
los patios sospechosos y los altos cipreses
que defienden la casa:
hay un coleccionista de minúsculos seres,
entomólogo suave de musical enigma,
que atraviesa los patios con un jabón y un trueno;
hay un delgado junco traductor de novelas;
todos los días come su ración de consuelo,
pero es inútil todo porque domina su alma
la visión de un escándalo celeste.
Y María Ivanovna con sus grandes recuerdos:
en Petrogrado entonces
era bella la vida en los salones.

El aire convalece
en el golpeado orgullo de la casa:
hay aquí un raro clima de perdón,
y adolescentes viejos
como la araña joven de rostro milenario,
que instaló grandes máquinas feroces
en su pequeño cuarto de antiguo joven muerto.
Y está la mujercita que vive en las tinieblas,
que se viste de luto por si acaso,
por aprensión tal vez,
en su cuarto imperial cubierto por el polvo.
Y está también la viuda del rey de la Tasmania,
con su sombrero rojo de general inglés.

Y estoy yo, que esto escribo:
yo busco el equilibrio de las cosas,
y por eso navego en este hotel profundo
hacia mi gran destino:
y yo que soy feliz, sereno y apolíneo,
con mi regla de cálculo preparo
las leyes de la tierra.

de Máximo Simpson, Buenos Aires, Argentina
El presente texto le dio el título a "Poemas del Hotel Melancólico", libro premiado por el Fondo Nacional de las Artes.
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2 comentarios:

mercedes saenz dijo...

Extraordinario!.Mercedes Sáenz

Anónimo dijo...

Un poeta grande, grandísimo. Sus poemas reflejan oficio,sensibilidad e inventiva.
MARITA RAGOZZA