Suelo ausentarme de mi especie,
la que va por la calle con la vista
fija en las puntas de sus zapatos.
No sonríe, ni dice buenos días
o qué tal, hoy amaneció celeste.
Tomo distancia para verme
en mi condición de esclava
frente a las rejas muertas de los días,
al paredón descascarado de la vida,
las manos amarillas, casi cayendo.
Otras veces me recluyo en mis adentros
y me digo: Soy la única, me ilumino y canto.
Pero vuelvo. Siempre.
Recojo mis pasos uno a uno
me sumo al rumbo de la especie
y sigo.
de Elsa Copati, Buenos Aires, Argentina
El presente poema fue incluido en la Antología de Poetas Argentinos -Fijando Vértigos-.
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