Hay algo singular en mí,tropiezo todo el tiempo con lo mismo.
Mis despedidas se postergan irremediablemente.
Para vivir cuentan las ansias que no existen
en este torrente sin agua y sin aire.
Para vivir desentierro mis ojos intentando encontrar algo.
Le pido a Dios su perdón por todo lo que no hice.
Le pido su perdón
por las manos que acariciaron mi alma
y la convirtieron en sueños de otro.
Me alimenté alguna vez de nidos
y logré construir una casa.
Es ésta que ves,
habitada por fotos de los seres que amé.
colgadas en las paredes, reposando en las mesas,
reflejadas en sus viejas sombras.
Sentada en el único sillón
en medio del cuarto principal,
en medio del laberinto más difícil.
Y cómo salir si no es desangrada
para que al menos se riegue vida en esta casa baldía.
de Daniela Bogado, Buenos Aires, Argentina
Poema inicial de su libro "Las despedidas de Amanda".
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