20.5.08

Territorio de nostalgias

Era un almiar.
Y la paja cantando su aroma de brisa.
En la tierra la azada con golpes precisos
abría en la tasquiba el paso a regatos de estrellas
empapando la sed de las hazas con vida.
Extendidos mirábamos ríos de astros; el cielo,
la amistad y la noche eran cómplices dulces
mientras iban los padres cursando su turno de riego.
Y los grillos cantaban.
Y el silencio cantaba también con sus corales negras.
El olor de la tierra mojada se abría en mis carnes
paso en flor, como un surco de sangre caliente y querida.
El almiar era el lecho y nosotros vencejos
que flotábamos fuera del tiempo.
Pasaba la noche.
Ya la luz alboreaba de azules cromados de malva
y las tórtolas iban templando sus cuerdas de sol.
El almiar se bañaba de plácidos oros.
Desperezos de risa bañaban de blanco los rostros.
Descansados de no haber dormido volvíamos juntos
y a lo lejos veíamos ya las encaladas casas
acercarse a nosotros con su alma radiante de gozo.

de Emilio Ballesteros, Albolote -Granada-, España
Poema comprendido en el capítulo La Palabra de su libro "Mi nombre es Nadie".
http://perso.wanadoo.es/emoball/emilioballesteros
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