Hay una hora sin nombre
entre todas.
Una hora sin tiempo
que danza para nadie
en los extremos del daño.
Es la hora en que casa se derrumba.
Hay una hora precisa, como de siesta en el trópico,
abrasadora, avasallante,
una hora de minutos esbirros,
de segundos infames.
A esas horas hasta el lenguaje pierde el camino y
desanda mi sangre
hacia lúgubres, sádicas, ominosas preguntas,
que nacen prolíficas de lo inalcanzable.
A esa hora y su merced,
es que hasta las palabras, su mundo y mi refugio me abandonan.
de Analía de la Fuente, Buenos Aires, Argentina
Poema extraído del sector "El continente" de su libro "Trasbordos", recientemente editado.
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