6.7.13

Principios y finales

En la hora imprecisa
con palabras dispersas,
escribo lo que comienza,
lo que se recoge con manos ávidas,
en la tierra,
en la luz.
Esperando que crezca el cuerpo,
largo cuerpo de sílabas encadenadas
en el estupor del silencio...

Cuerpo visible para el pensamiento,
que lo identifica,
lo transforma y lo convierte
en cierta apariencia de dolor sumado,
en cierto fuego
destinado a ser ceniza...

Escribo y enumero.

Las palabras encarnan,
los números engendran sucesiones,
múltiplos de sombra.
Inventarios de instantes
desprendidos de horas enormes,
inmemoriales,
como la primera hora del tiempo,
del cosmos,
de mi cuerpo...

Me contemplo en mi letra,
me presiento inventando
un alfabeto amenazado,
urdido en las almenas invisibles,
en los agrietados muros
de la razón.

Trazando una grafía fragmentada
como un collage de sombras fugitivas.

Como lenguaje
que descubre otro lenguaje,
como palabras que presagian
las palabras que vendrán,
los sonidos etéreos
que destellan en el aire...

En la hora imprecisa,
intangible,
misteriosa...
del poema infinito.

de Héctor Rico, Villa Giardino, Córdoba
Poema de su libro "Escrito en los espejos".
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