Cuando la noche atesoró su cuerpo
resonó la hondura
en ese corazón de medio cielo.
Un aliento disipó la nieve de las sábanas
socavó el muro de los sueños
y pétalos rosados se hundieron en su pecho.
Hubo danza de sol
y el laberinto fue la casa de los pájaros.
En las voces de la cruz se escuchó su redención
en el breviario de mis manos
resonó la hondura
en ese corazón de medio cielo.
Un aliento disipó la nieve de las sábanas
socavó el muro de los sueños
y pétalos rosados se hundieron en su pecho.
Hubo danza de sol
y el laberinto fue la casa de los pájaros.
En las voces de la cruz se escuchó su redención
en el breviario de mis manos
en el instante puntual de renacer.
de Mirta Cevasco, Buenos Aires, Argentina
Poema incluido en la revista antológica AIR 25, Málaga, España.
© ISSN 2255-5552
© ISBN 978-987-02-6446-0
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