22.10.18

La pastilla en desgracia

 
Se abre el frasco
para facilitar su extracción:
esféricas,
multicolores,
y rimbombantes,
están apretaditas,
y apenas respiran.
Es que esperan terminar
en el estómago de un señor
flaco y muy serio,
que las necesita.
Sólo hay que abrir el frasco,
la enfermera con cara de torta
coloca una de ellas
en la boca hambrienta del señor flaco,
que la disuelve con su saliva
y
se duerme.


de Paula Winkler, Buenos Aires, Argentina
De Cuentos perversos y poemas desesperados”. 
Reportajehttp://eurasiahoy.com/05112017-paula-winkler-sus-respuestas-y-poemas/

2 comentarios:

El AnVerso dijo...

¿solamente se duerme o se trata de un final abierto?

Anónimo dijo...

habría que leer el libro. pienso que el final depende de la interpretación de cada lector. j.dalesio