Como
una tibia y verde lluvia
se
desnudaba el valle
más
allá el mar
rugiente
solitario
me
trajo un caracol
sonaba
a olas
como
un secreto mensaje
y
acarició mi piel
me
poseyó un segundo
lloraba con su sal esta distancia.
Ana María Mayol,
Victorica -La Pampa-/San Martín de los Andes -Neuquén-, Argentina
De “Para no espantar
a los pájaros”.
3 comentarios:
Es una linda evocación. Lise
Un destello precioso.
Bello y nostálgico poema, gracias Ana María
Mi abrazo
Analía
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