De memoria voy
por el camino que me lleva
a la casa materna,
desde la plaza veo el molino
al que pocas veces me atreví a subir
para ver desde lo alto los techos,
no cualquiera tiene uno en su patio.
Cruzo la puerta, atravieso el jardín
mientras tarareo una canción.
Que pase lento el tiempo, pido
para mis adentros.
La misma escena: mamá en el sillón,
yo de rodillas le abrazo las piernas
y dejo que sus manos me despeinen.
Una caricia repetida
que me vuelve niña y me trae
sin paradas intermedias,
derechito
al comienzo de todo.
por el camino que me lleva
a la casa materna,
desde la plaza veo el molino
al que pocas veces me atreví a subir
para ver desde lo alto los techos,
no cualquiera tiene uno en su patio.
Cruzo la puerta, atravieso el jardín
mientras tarareo una canción.
Que pase lento el tiempo, pido
para mis adentros.
La misma escena: mamá en el sillón,
yo de rodillas le abrazo las piernas
y dejo que sus manos me despeinen.
Una caricia repetida
que me vuelve niña y me trae
sin paradas intermedias,
derechito
al comienzo de todo.
María Laura Decésare, Rufino -Sta.Fe-, Arg.
De “La hija menor”.
Su blog: https://mldecesare.blogspot.com
8 comentarios:
¡Hermoso poema! Delicado y suave, muy bello lenguaje.
Cecilia Gentile
Muy tierno y emotivo, ya lo creo...!!
La mejor escritura surge de mirar con "ojos de niño" y este es un espléndido ejemplo.
Muy buena (e inusual) la significativa imagen del molino. Felicitaciones.
Una fantástica retrospectiva.
gracias por tanta belleza. me unen muchas cosas a este poema! susana zazzetti-
Muy bello. Me trajo reminiscencias de mi infancia. Bravo
Tanta ternura! Me encantó leer tu poema, María Laura. Muchas gracias.
Analía
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