¿Quién puede ignorar el perfume del romero
que invade los rincones de la casa sin dueño?
Entre retamas y alcachofas
rastrea todavía aquella sombra fronteriza
del hombre que llegó del estrépito del norte.
Desde una ciudad sin conciencia,
luego de cruzar el abismo de la guerra.
La voz escabrosa busca su palabra irrevocable.
Alude a la diosa que trasciende la razón
el milagro del arte, la vastedad de la fe,
el naufragio de la historia circular.
Y regresa siendo héroe, oculto bajo la piel.
El jardín relumbra en la levedad del mito.
El romero purifica la mañana,
la tumba perdida sobre un altar,
la espada que perdura en la piedra,
la orilla rota de un mar que nunca olvida.
a Robert Graves
César Bisso, Coronda -Santa Fe-, Argentina
De “Andares”.
Reportaje: https://www.lexia.com.ar/Reportaje_Cesar_Bisso.html
8 comentarios:
Decididamente hermoso!!!
Toda una historia de vida potenciada por la presencia del romero, nada menos.
Espléndido. Las contundentes imágenes trazan un camino a través de los sentidos para llevarnos hacia "la orilla rota" de una "historia circular".
Cecilia Gentile
Insuperable.
Ah, los aromas...! Quizá el romero sea uno de los equivalentes del "olor de la guayaba" que siempre recordaba el Gabo García Márquez.
Gracias César, por tu poema, con esa cadencia que tiene. Me da gusto que integres la página de Lina.
Mi abrazo
Bravo
Excelentes imágenes: intensas, rotundas y perfumadas.
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