Casi no quedan
hilos vertiginosos
en la rueca
ni colores que alumbren
los altos ventanales.
Reconocer el rostro
que traslucen los espejos
y descifrar borrosas líneas
en el tronco de los árboles
ya es sólo una reiteración
ininterrumpida.
Espeso deslizarse
de unas horas
hacia el designio claro
donde se identifican
azares y presagios.
Alta distancia
entre la multiplicidad
vibrante de los números
y el asombro
que se desgaja en ramas
demasiado tiernas.
de Nélida Salvador, San Rafael, Mendoza, Argentina
Profesora de la U.B.A. e investigadora en institutos de literatura y de filología, ha recibido entre otras distinciones: Faja de Honor de la SADE, Premio Nacional de Poesía, Premio de la Municipalidad de Buenos Aires y Premio del Pen Club Internacional.
________________
No hay comentarios.:
Publicar un comentario