
de aquel pibe retraído
que jugaba para adentro;
del niño republicano,
el hijo del sastre ruso
que escuchaba deslumbrado
cuentos de soldados rojos
de estrellas de cinco puntas,
de falangistas y leales,
de rojos y de fascistas.
soy la sombra envejecida
de aquel pibe retraído,
sin los dioses ni los reyes
en su sueño proletario:
militante clandestino,
el soldado, el insurrecto
prisionero y torturado,
combatiente y derrotado,
de pie /los esclavos sin pan...
soy el que espera la nada,
ese paso inevitable
de aquel pibe retraído
soy la sombra envejecida.
de rojos y de fascistas.
soy la sombra envejecida
de aquel pibe retraído,
sin los dioses ni los reyes
en su sueño proletario:
militante clandestino,
el soldado, el insurrecto
prisionero y torturado,
combatiente y derrotado,
de pie /los esclavos sin pan...
soy el que espera la nada,
ese paso inevitable
de aquel pibe retraído
soy la sombra envejecida.
de Andrés Aldao, escritor argentino radicado en Maalot Tarshija, Israel
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2 comentarios:
Grande, Aldao!
Impactante leer a Aldao poeta sin prosa.El uso de la primera persona en la obra, espero sea un estado de ánimo temporal.
Cariños Andrés , "ni sombra ni retraído"
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