Con rigurosa
precisión la rutina
ubica cada cosa
en su lugar
-muebles, libros,
papeles inconexos-
y distribuye
en mínimos espacios
la dispersa amplitud
de las indecisiones.
Sólo escapan
a su opresivo ordenamiento
las ventanas abiertas
hacia el cielo.
Única altura
inabarcable
donde irrumpen
inesperadamente
los riesgos del azar
y de lo insólito.
de Nélida Salvador, San Rafael, Mendoza, Argentina
Poema de su libro ”De plantas y espejismos”.
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