15.12.11

Con letra de Gastón Baquero y música de Thelonious Monk

Sentados sobre un piano de cola leíamos textos de economía doméstica. El gato Tamerlán no sabía que un país sin música y sin comidas no puede avanzar. Las lluvias en la tarde confundían el mes y los salarios. Pero a las ciudades y a los gatos hay que amarlos aun cuando solamente escuchamos el lejano rumor de Thelonious Monk y Brilliant Corners se eleva por encima del Hotel Nutibara. Nos faltan los breves limones que no llegan ni de Banes ni de Martinica. Nos falta la sombra alargada de algo que se llama isla. Así se crece. Sin pertenencias. Sin la saliva agridulce del vino o la hostia. Ah, sea la destrucción. Los ciclones que van de norte a sur y se detienen a la salida de los barcos. No somos noticias. Avanzamos sin espadas, sin relicario, sin brújula. Esto es venir antes del alba y preguntar por el poeta. Esto es ser carne que se olvida y se pudre y se convierte en polvo, en la nada que todo lo es. Venga usted rey Saúl, asista a la debacle, al crecimiento de la manigua donde otrora era el jazmín de noche. ¿Mañana lo sabremos todo? ¿Será preciso el gobierno de la luz? No lo sabemos. Ya llegan los músicos. Llegan con trompetas. Vienen con un saxo tenor y un saxo alto. Vienen con sus drumns y sus camisas blancas y corbatas color cielo. Bajémosnos del piano Gastón Baquero. Estamos muy lejos de la isla. No hay limones y Thelonious Monk va a interpretar Brilliant Corners.

de Reynaldo García Blanco, Santiago de Cuba
(Escrito en Junio 26/2000/ Hotel Nutibara/ Medellín, Colombia)
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