Llegué yo y comenzó a
nevar
En las tiendas de estímulos
ofrecían lo necesario
desde armadillos de
verdad
hasta licuadoras de
juguetes
Pero el monstruo tiene labios
finos
y nos quedamos a la
expectativa
a descubrir un nuevo
sol
otros
árboles
otros pájaros cantores en el
amanecer
Atrás quedaban los amigos
las mujeres de
humo
los piélagos del mar cuando
niños
Hay que rehacer las cartas de
navegación
hilar los cigarrillos de siempre
dejar que los salmos nos salven y
predigan
Al principio todo era
bello
terrible como la belleza de Rilke
pero sencillamente
bello
lejos de las voces
amadas
y los abrazos.
de Reynaldo García Blanco, Santiago de Cuba
-Director del Centro de Promoción Literaria "José Soler Puig", Stgo.de Cuba-
-Director del Centro de Promoción Literaria "José Soler Puig", Stgo.de Cuba-
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