La ruta quedó perdida
los santos se fueron a bendecir otras
puertas
lejos de las fronteras
el producto es presa frágil para el
comprador
que seca el eco de las lozas en un burdel
y acompasa el ritmo de la sangre
que huye joven para ganar un poco más
sin traje,
con el puño frío
satiriza su millonaria mansión
la ciudad se agolpa
unos pocos ríen para disimular el miedo
que masculla en las ventanas
destina una flor para los huesos que no
encuentran paz
se gesta un hombre para que viva el
día
piense que mañana tal vez no será.
de Sandra Lidia Paz del Rosario, Santiago de Cuba
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