arropada con intensos colores
toca el borde afilado del papel
una
pequeña herida surca el dedo
gotea seca la palabra
no hay lugar para el respiro
un farol apaga la ceguera
es un
martes cualquiera suelto en el universo
se han olvidado de atarlo en algún escondite
la palabra rumea en el rincón preciso
y ahora el poema apenas
casi imperceptible
deambula por sus labios
y
sonríe
de Graciela Licciardi, CABA,
Argentina
De
“Vestida de soledad”, sector ‘De la palabra y sus manías’.
Su sitio: www.gracielalicciardi.com.ar
5 comentarios:
Gracias, es un placer leer este delicioso poema. Mario Riccioni.
Atractivo.
¡Hermoso! Me encanta el concepto de que cuesta lo suyo, en este caso una pequeña herida, el hecho de poder escribir un buen poema.
Esta serie de poemas de septiembre se ve muy bien compaginada, da gusto encontrar un blog de estas características. Mi agradecimiento.
celebro tanta deicadeza y profundidad! susana zazzetti
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