Entonces
mis ojos encontraron
aquel
instante de puro sortilegio
donde
puntual el día se instalaba
y
después transcurría sigiloso.
Cuando
la prontitud del sol
se
alzaba sobre este angosto mundo
e
impiadoso reñía con las sombras,
el
cielo prodigaba su atracción infinita.
Cada
hecho, una palabra, algún secreto
sostenían
señales numerosas
en una
mezcla fragante de colores
de
tantas flores meneadas por el viento.
El
mundo continuaba complaciente
como los
días, las horas y el instante.
de Julio Bepré, Córdoba / Buenos Aires,
Argentina
De “Antología Fijando
Vértigos”.
Más del autor: https://metapoesia.es.tl/Julio-Bepre.htm
2 comentarios:
Un poeta de extensa trayectoria a quien saludo con afecto.
Ciertamente hay que saber leer las señales!!
Marisol Mounier
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