A
Marguerite Duras
Espérame en el turbio acantilado de la memoria
donde la noche esculpe su
deseo
su pulso visceral y se
desnuda la carencia.
Espérame que vuelvo de la
muerte,
de la profanación de no ser nada más
que una grieta de sombra
lacerante,
consumado misterio de
voluptuosidad escandalosa.
Espérame en lo oculto, en lo inasible,
medida de un invierno.
Extranjería.
Agua de toda sed y
sortilegio
de transfiguración
desmesurada.
(No me queda más que un
recuerdo,
el de tu nombre).
Oscuridad venial,
vertiginoso gesto
De devorar y sucumbir.
(¿Cómo iba a imaginarme que
estuvieses hecho
a la medida de mi propio
cuerpo?)
El olvido no existe.
Siempre habrá dos amantes
en el lecho del mundo.
Un arrebato de locura que
reinicie el inútil combate de los cuerpos.
Siempre serán Nevers.
Siempre Hiroshima.
María del Mar Estrella,
Buenos Aires, Argentina
5 comentarios:
Qué poema tan fuerte, María del Mar....!!
Marta Colomaro.
Wow! Este sí que es un arrebato!
Vertiginoso en su espesura. Saludos.
No se puede negar el estilo poético de Ma.del Mar. ¡Hermoso!
Que poema tan intenso. Gracias María del Mar.
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