Esos niños
cuya mirada busca
dioses que la justifiquen
cuentan los pasos
desde una roca
hacia un tronco seco
La piel de sus manos
se permite
el temple de un abrazo
Son una piedra
brillante y escasa:
un sol engarzado en el hueso
Daniel
Rubén Mourelle, Buenos Aires, Argentina
Más poemas: https://www.lexia.com.ar/MOURELLE.htm
5 comentarios:
Interesante fantasía de un juego de cuentos.
Las imágenes van dibujando este poema con un brillo de niños. Hermoso!
A mi parecer hay una incógnita latente en este bello poema.
Silvia Posse.
Un gusto volver a leerte, Daniel. Gracias por tu sugerente poema.
Analía
Hermoso rescate del brillo de la infancia. Saludos.
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