19.2.21

II

 

EN LA MEMBRANA DE LA ALUCINACIÓN
A lo largo de viajes sin temperatura
Y con el espejo castrado de un músico callejero
Se aclaraba tu murmullo
(...en la introducción a mi árbol
de hueso cocido por Cabalistas
andantes...)
Terráqueo
y ebrio de Dios.

Jorge Castañeda, Buenos Aires, Argentina
Del libro “La médula del río”. 

4 comentarios:

Santiago M. dijo...

Desde ya que se trata de un poema muy hermético. Gracias.

Anónimo dijo...

Difícil de roer... Digo, de entender!! Sergio Frattini



Lu Restrepo dijo...

Breve, intenso y prácticamente impenetrable. Saludos.

Anselmo dijo...

Volátil y periférico.