A Antonio Di
Benedetto
No puedo ver
los barcos en la noche,
es un llamado salvaje,
un alarido,
verlos levitar
sobre lo oscuro.
No hay cielo, ni agua,
ni sostén,
sólo el olor del río,
las luces que avanzan
mientras llaman
¿Oyes, Zama?
¿quién vendrá por ti?
¿quién vendrá por mí?
Celia
Fontán, Rosario -Santa Fe-,
Argentina
De “Un taxi a Bucarest”.
Más datos: https://www.lexia.com.ar/Celia_Fontan.htm
4 comentarios:
Muy buen planteo. Sí.
"No hay cielo, ni agua, ni sostén", un todo muy sugerente.
Tremendo.
Tanta tristeza y soledad.
Gracias por tu poema, Celia.
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