
Salvo un martillo
no tenemos
como defender
la puerta.
Ante la violación,
la antigua fuerza.
Ante el presente,
la antigua debilidad.
Una Trampa
Hay, en cada hombre,
una trampa.
Y, en cada trampa,
una gala.
Y la gala
suele volverse hombre;
y, ay de los hombres,
cada uniforme.
Un Hombre
La fiesta está
del otro lado.
Pero, verla,
también
es una fiesta.
Tengo un martillo.
Y estoy con uniforme
de gala…
Tríptico de Aldo Nicolás Pierce, Buenos Aires, Argentina
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