entro
quebrando brújulas
a fuego
entre los huesos
en la duda de la
ciudad
que me es ajena
y
sobre este oficio
de andar ensimismado
en uno
trazar la noche
a mano
sus indicios
prolija carta de navegar
donde en mi propia ínsula
me obsesiona
lo endeble
de todo
lo que está.
de Fernando de Zárate, Villa María, Córdoba, Argentina
De la antología "arreMolina. Siete Poetas".
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3 comentarios:
Sostengo siempre que, la poesía tiene que instalarse en las manos para poder tocar el papel donde está escrita.
Y hoy, gracias a Lina Casarello, descubro una vez más, la poesía de este gran poeta que camina anonimamente por las calles de la villa, rumiando su decir, mirando pájaros, engarzado dentro de si mismo, buscando una mirada que lea su palabra poética, llena de sensaciones cercanas a cada uno y que, desde su mirada, parecen inauguradas por el poeta. El, a su paso, las ofrece como frutos y sus sueños no son otros que los de Der Rattenfänger von Hameln, aquel personaje de los hermanos Grimm, cazando sensibilidades que lo sigan.
Estoy orgullosa de él, Fernando es ese personaje que mira a los ojos, siempre pidiendo disculpas por estar tan lleno de esa ternura que intelectualiza en su poesía.
Susana Giraudo
He aquí una voz que trasciende las coordenadas para exteriorizar una contemplación errante, un ensimismamiento que, a la vez, sugiere la búsqueda de su propia causalidad. Imágenes que validan ampliamente la instancia poética.
Estas imágenes metafóricas son extraordinarias. Saludos.
F.Arroki
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