No hay que morir de noche.
En lo posible, partir de día.
De noche los pájaros son turbios. No.
No son pájaros; son artificios sus alas.
Los árboles, fantasmas despiadados.
Árboles que mienten.
Nunca hay que morir de noche.
Sólo las luciérnagas dicen la verdad, por eso
huyen.
Una capucha negra destella en ojos escarlata.
No hay que morir de noche porque allí,
a la muerte no le alcanza la eternidad
para saciar su hambre.
Porque en ella hay diamantes negros, engañosos
que destilan licores amargos.
Ella esconde las garras de las sombras,
allí se agazapa el miedo, los abismos, la ceguera.
En la claridad hay que morir, a plena luz, a pleno sol,
a plena vida.
Susana Cattaneo, CABA, Argentina
De “Estación de Intemperie”.
Su sitio: www.extranjeraweb.com
10 comentarios:
Ese cierre me gusta: "a plena luz, a pleno sol, a plena vida". Es como desear llegar hasta el fin con pleno dominio y lucidez.
Cecilia Gentile
Un poema interesante que hace buen uso de una filosofía oscura, entre animista y medieval, para plantear el mensaje deseado.
Ricardo Torres-Bellant
En mi opinión tiene mucho de poesía gótica.
Guste o no, amenazante o pueril, la retórica de Cattaneo apuesta a ubicarnos críticamente en situación de intemperie.
Fantasmagórico.
Altamente inquietante.
Un gusto leerte, Susana. Me agrada el final luminoso.
Gracias
Mi abrazo
Analía
Gracias a vos Analía.
Así es!
Me encanta este poema, Susana. Desde la primera vez que te lo oí. Bravo!!!
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