Más
bella todavía
con
tu nombre verdadero
—lilium
candidum—
que
evoca tu condición pura,
blanquísima
y perfecta,
me
saliste al paso en los
Royal
Botanic Gardens
de
Kew.
No
importaron, de pronto,
tus
hermanas
—amabile,
distichum, fargesii—
ni
los sentidos infinitos
que
podían despertar
—peregrinum,
paradoxus, amoenus—
porque
estabas elegida para mí
desde
tu corola curvada
y
tu aroma a anunciación
y
claustro.
Lilium
candidum:
ni
mi mano se convirtió en pistilo
ni
mi cuello en tallo aéreo,
no
se abrieron surcos para
dar
espacio a mi raíz,
pero
un leve velo blanco
se
tendió
entre
tus flores y mi rostro:
promesa de una futura
mutación.
Cristina Piña, Buenos Aires, Argentina
De “En la orilla del cuerpo”.
Reportaje: https://www.lexia.com.ar/Reportaje_a_Cristina_Pina..html
5 comentarios:
Gracias Cristina Piña! Una genia!
Silvia Posse.
Qué hermosa poetización de la azucena!!.
Purificador.
Un belleza enorme en este poema enternecedor.
Cecilia Gentile
Bellísimo tu poema, tan suave y tierno. Gracias Cristina.
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