Las nubes tenían esta tarde una forma trágica
y fría, ardiente solo en la profunda religión de
las redes neuronales:
en esa tradición ambigua eran el rostro de Cristo
y eran su reino a la vez. Nubes grises
y de un gris claro a un negro grisáceo como un
antiguo
traje de alpaca
abotonado, el chaleco gris perla.
¡Oh Dios entre las nubes en la hora consuetudinaria
en que muere el día, cada día, cada tarde! Y
oh lejanas fogatas de San Juan bajo nubes otoñales.
¿Volver a Estambul sólo para constatar que en lo
esencial
el mito no ha cambiado?
Aunque un drama se ha instalado desde entonces,
brillos en el tomate
que parto, como un hacha una cabeza,
en la cocina oscura.
Luz y aire en el patio surcado de sombras
brillantes, sombras
y luz porque aún hay redención en las cosas: las
calles,
la serie policial de la noche, el libro,
el esponjoso trapo junto a la pileta.
Jorge
Aulicino, CABA, Argentina
De “Poesía reunida”.
Su blog: https://campodemaniobras.blogspot.com
9 comentarios:
Uhhh... qué flor de poemazo!
Bellísimo de cabo a rabo, aplausos.
Magistral.
Una soltura formidable y un final que provoca y sugiere. Se agradece.
Sí. Al final luz y aire de poesía eterna.
Silvia Posse.
Una más de las brillantes creaciones de este gran poeta y traductor.
Intensa descripción de un momento. Gracias Jorge.
Notable argumento de un drama por redimir.
Brillante.
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